Me he educado en la escuela en la que el que sacaba mejores notas, hacía las cuentas más rápido y se sabía todo de «pé a pá» era el mejor alumno del mundo mundial. El famoso coeficiente intelectual ese que nos crucificaba en 2º, 3º de BUP y nos decía: tú podrás estudiar una carrera, tú…. mejor no lo intentes. A mí me lo dijeron.
Hoy estoy en el otro lado, y aunque las aulas no han cambiado mucho estéticamente, las mesas siguen siendo de color verde agua, sigue habiendo pizarras de tiza y la disposición de las mesas, al menos en secundaria, sigue siendo muy parecida a aquellos años, ahora existen ordenadores, proyectores y un objetivo modificado en algunos profes.
Creo que Educar la mente sin educar el corazón, no es en educar en absoluto… pero no sólo en un colegio o instituto; en todos los lugares donde se educa. Esta frase de Aristóteles tiene cientos de años y bueno, ha tenido que llegar no sé el qué para que esto empezara a vivirse en algunas centros. No está todo andado, hay mucho camino todavía.
Así que deja rodar el ovillo, coge los bolis el papel y analiza/piensa. ¿Es así?