La letra “a”.
La primera del alfabeto, una de las más difíciles de letterear y la primera y última letra de la palabra de alma 
Cuando hago este tipo de cosas me doy cuenta de la cantidad de “tinta envasada en plástico” que tengo y nunca acaba la lista de deseos 
Cada rotulador es un mundo y cambia mucho el trazo de uno a otro, con unos hay que presionar más, con otros si lo haces te pasas… hay que cogerle el truco a cada uno.
Estas láminas tienen ya un tiempo. Suelo hacerlas cuando mi creatividad se va unos días de paseo. Me ayuda a ubicarme, a practicar y a seguir aprendiendo.
Hoy podría añadir un par de rotus más 
¡Qué perdición!
Una conclusión que me llevo de esto es que cada rotulador sirve para un momento, un sitio y un pulso diferente. Si tengo un día poco resulton sé que el kuretake no lo puedo coger… pero si tengo un día de esos en los que “me salgo”, los trazos con el kuretake son geniales.
